Iztapalapa. Revista de ciencias sociales y
humanidades
Iniciativa S. 744. De las urgencias electorales a las respuestasestratégicas*
Algunos de los temas que se abordan en este ensayo fueron presentados en el VIIICongreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios del Trabajo, León,Guanajuato, noviembre de 2013.
Identificador DOI: 10.28928/ri/752013/atc1/candiajm
Resumen
El tema migratorio ha sido de difícil tratamiento en la agenda bilateralMéxico-Estados Unidos. En junio de 2013, el Senado de la Unión Americana aprobóla Iniciativa S. 744, que procura eludir viejos paradigmas y prejuicios yconcentrarse en lo sustantivo. No obstante, en el primer bimestre de 2014arreció la ofensiva con servadora del Partido Republicano que impugna algunoscomponentes medulares de la iniciativa. Hay elementos para pensar que la derecharepublicana impondrá su mayoría en la cámara baja y la propuesta bipartidistadel Senado quedará estancada.
Migrantes mexicanos: un aporte sustantivo al mercado laboralestadounidense
El 27 de junio de 2013, el Senado de Estados Unidos aprobó, con 62 votos a favor y 32en contra, el proyecto Border Security, Economic Opportunity and ImmigrationModernization Act 2013 (Ley para la Seguridad Fronteriza, Oportunidades Económicas yModernización Migratoria, 2013). La propuesta, también conocida como Iniciativa S.744, fue elaborada por una comisión bipartidista de ocho legisladores y representael intento de mayor alcance formulado por el gobierno de Estados Unidos, en materiamigratoria, desde la finalización del Programa Bracero en 1964 y después delmalogrado proyecto de establecer un referente macro como fue la Immigration Reformand Control Act, de 1986.
Una lectura histórica de los procesos migratorios arroja un dato de enormerelevancia: la fuerza laboral mexicana ha constituido durante décadas un contingentesignificativo del mercado de trabajo estadounidense. De los numerosos flujosmigratorios que contribuyeron a poblar su vasto territorio, o bien a cubrir demanera temporal las necesidades de mano de obra, la población mexicana resultó la demenor conflictividad social y la que logró incorporarse mejor a las actividadesproductivas.
Los estudios sociológicos y antropológicos han explicado que todo fenómenomigratorio, cuya raíz es la búsqueda de empleos e ingresos más remunerativos, tienedos espacios clave a los cuales debe adecuarse el trabajador visitante:a) el con texto de los grandes referentes valorativos yanclajes culturales básicos del país receptor: religión, idioma, usos y costumbres,leyes y normas jurídicas que regulan el ingreso y la permanencia de extranjeros ylas relaciones obrero-patronales, así como los reglamentos y disposiciones decumplimiento obligatorio; b) el aspecto específicamente ocupacionaly las variables implícitas en el desarrollo de una actividad laboral remunerada.Para las economías de destino, la presencia del trabajador extranjero tiene unajustificación primaria en la demanda insatisfecha de mano de obra en determinadasactividades productivas y en ciertas ocupaciones que no son atendidas por lapoblación local o bien donde la oferta de trabajadores nativos resulta insuficiente.Si estas carencias persisten, aunque tengan carácter estacional, pueden detonardesajustes en el mercado de trabajo y afectar el desarrollo de ciertas áreas de laeconomía. Las habilidades, los conocimientos y la experiencia son factoresesenciales en el empate entre los perfiles requeridos por las empresas y losatributos del trabajador visitante (Dunn,2005).
Pese a tratarse de población que en su mayoría es de habla castellana y religióncatólica, con costumbres alimenticias y festividades ancestrales, el encuentro conanfitriones de habla inglesa, cultores de los valores protestantes y herederos detradiciones británicas, no dio lugar a persecuciones, encierros en “reservas” niexclusiones humillantes. Aun considerando las repatriaciones forzadas detrabajadores mexicanos en los años treinta, si se compara con algunas experienciastrágicas de traslado y reubicación de minorías nacionales o religiosas en el este yen el centro de Europa, la llegada y el establecimiento de comunidades y barriosformados por mexicanos fue un proceso mucho menos traumático. Por el contrario,quedan registros de la aplicación de algunas medidas restrictivas para el ingreso deextranjeros originarios de Asia, de Italia y de algunos países del este de Europa,castigados en esos años por guerras y crisis económicas. Otras evidencias demuestranla preocupación de las autoridades judiciales por los grupos políticos o sindicalesde militancia anarquista o promotores de asociaciones obre ras y difusores de ideassocialistas. No se desconocen las deportaciones de mexicanos ni el tratodiscriminatorio que sufrieron, en algunos casos, los connacionales, pero el ejemploque se incluye en este artículo es válido cuando se compara con la situación deseguridad que vivieron las comunidades originarias de Europa del Este, migrantesitalianos y asiáticos.
La continuidad de los flujos de mexicanos originó un extendido sistema de redes decontención en ciertas ciudades estadounidenses. Fue particularmente significativo elentramado de “clubes” en los estados de California y Texas. Estos espacios ocuparonun lugar relevante como estancias transitorias mientras el recién llegado encontrabaempleo y un lugar donde establecerse. En ocasiones estas redes respondían a lazos deamistad o parentesco, pero en la mayoría de los centros de reunión y “clubes” elvínculo más fuerte era el estado y municipio de origen. Las asociaciones demichoacanos, zacatecanos, jaliscienses y poblanos, entre otras, se estructuraban apartir del reconocimiento primario de haber nacido y vivido parte de su infancia yjuventud en localidades de la misma entidad federativa.
Las redes no fueron sólo un espacio de refugio material para el recién llegado, conel tiempo contribuyeron a superar la barrera del idioma, a reconocer pautas deconducta urbana, normas disciplinarias y de seguridad en el trabajo, y a convivir yaceptar instrucciones de patrones y supervisores. En el plano de las transgresionesa las leyes y reglamentos, las comunidades mexicanas no superaron el nivel dedelitos de orden común cometidos por el resto de la población, incluidos losciudadanos de origen sajón, protestantes y de habla inglesa. No se registran medidasespeciales de seguridad hacia la población extranjera de origen mexicano, comoocurrió con ciertas comunidades asiáticas, italianas o centroeuropeas partícipes ovinculadas a delitos considerados graves, como el juego clandestino, la trata deblancas, la venta ilegal de bebidas y la falsificación de pasaportes y visas. Afinales del siglo XIX, la formación de los primeros sindicatos obreros y partidos deizquierda añadió un nuevo factor de preocupación para las autoridades migratoriasestadounidenses.
En cuanto a las condiciones prevalecientes en los mercados de trabajo no hayindicadores fieles para argumentar que los migrantes mexicanos hayan sidoresponsables del incremento del desempleo entre ciertas franjas de la poblaciónestadounidense, ni aun en los periodos de recesión económica más pronunciada. Lasactividades y los puestos ocupados por la fuerza laboral mexicana se orienta ronsiempre a los espacios en los que resultaba insuficiente la presencia de losjornaleros nacionales. Durante décadas, las tareas de cosecha y empaque de verduras,frutas y hortalizas, junto con las labores más simples de la industria de laconstrucción y del sector restaurantero, constituyeron el destino laboral de lamayoría de los migrantes mexicanos. Con el tiempo, la composición y el perfilocupacional de los mexicanos que cruzaban la frontera con Estados Unidos se fue ronmodificando; tanto el género como la edad de los migrantes cambiaron y también sealteraron las variables educativas y las especialidades y oficios de quienesdecidían abandonar el lugar de origen para buscar un puesto de trabajo en el mercadolaboral estadounidense. En otros apartados de este ensayo volveremos sobre el tema(Levine, 2005).
De la simple enumeración de los factores expuestos es posible afirmar que, pese alenorme espacio que ocupa la comunidad mexicana entre las colectividades deextranjeros que desde el siglo XIX arribaron a territorio estadounidense, y a lamagnitud de los flujos de trabajadores que cruzan la frontera de manera temporal, lapoblación mexicana ha registrado un aceptable nivel de inserción y de adaptación alas costumbres y normas jurídicas que regulan la vida cotidiana de los ciudadanosestadounidenses (Parra Ruiz y Gámez Frías,2012).
El historial policiaco y las disposiciones de seguridad interna que adoptaron lasautoridades norteamericanas en los años más duros de la crisis económica, en los queproliferaron las bandas dedicadas a actividades ilícitas y se multiplicaron lashuelgas y los enfrentamientos sociales, no hubo medidas persecutorias que afectaranespecialmente a la comunidad mexicana. No obstante -y más como producto de presionespolíticas domésticas-, en el ámbito específico del trato hacia los mexicanosresidentes, o a quienes ingresaban como trabajadores temporales, existió siempre unregateo de visas y permisos de estancia transitoria, otorgamiento de ciudadanía ovisado de residentes permanentes.
Sólo las condiciones especiales generadas por la Segunda Guerra Mundial abrieronespacio para las negociaciones que posibilitaron la firma del Programa Bracero(1942-1964), hasta la fecha el único acuerdo bilateral de carácter macro destinado aregularizar la entrada y salida de trabajadores temporales, sin olvidar el ya citadoproyecto Immigration Reform and Control Act de 1986, que por razones de políticacoyuntural no llegó a transformarse en el instrumento de legalización migratoriapara los mexicanos indocumentados radicados en Estados Unidos, ni de los jornalerosque cruzan la frontera sin visa de trabajo. Después de los citados programas, losinstrumentos generados por las cancillerías de ambos países se han enfocado sobretodo a atender aspectos puntuales. Entre otros, deben mencionarse los siguientes:incremento de la seguridad en el cruce de la frontera, otorgamiento de lagreen card para los mexicanos establecidos en territorioestadounidense, ampliación del número de visas H-2A para jornaleros agrícolas y H-2Bpara empleados urbanos de baja calificación, permisos especiales de trabajo parapersonas con perfiles profesionales requeridos por las empresas y mayor toleranciapara los mexicanos con más de diez años de residencia y trámites de legalización yainiciados. En algunas ocasiones, y de manera tangencial, se abordaron los tresaspectos que constituyen el meollo de un intento serio de replantear el actualesquema migratorio: a) regulación de los flujos de trabajadoresmexicanos temporales; b) incremento de efectivos y equipos deseguridad en la línea fronteriza, y c) el tema que tal vez sea lafibra más sensible para las autoridades estadounidenses: la legalización de la vastacomunidad de mexicanos que residen en su territorio en calidad deindocumentados.
Como recordamos, las negociaciones para un acuerdo macro que sostuvieron lospresidentes George W. Bush y Vicente Fox fueron trágicamente interrumpidas por losatentados del 11 de septiembre de 2001.
Iniciativa S. 744: el tema migratorio en un nuevo contexto internacional
En las últimas dos décadas, algunos acontecimientos externos y otros factoresvinculados al mantenimiento de estándares aceptables de seguridad interior seresquebrajaron y, junto con ellos, se modificaron radicalmente las premisas a partirde las cuales Estados Unidos decide si autoriza el ingreso y la estancia deextranjeros en su territorio. En 1989, el derrumbe del bloque soviético quitó de laagenda a un viejo competidor por la hegemonía mundial, pero fue un proceso deimplosión que tuvo un alto costo; la caída de la Unión Soviética hizo trizasantiguos paradigmas y abrió el escenario a nuevos protagonistas, algunos de conductaimprevisible para la diplomacia estadounidense. Ante estas condiciones, la mayorpotencia militar de la historia no tuvo otra alternativa que cargar sobre susespaldas la responsabilidad de instrumentar las políticas necesarias para conservarun orden internacional acotado a ciertas certidumbres.
El otro factor que cambió los parámetros de seguridad formulados por el Departamentode Estado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial fue la identificación de unenemigo interno, cuya presencia desbarata la imagen deladversario visible y reconocido de otras épocas. Al terminar la Guerra Fría, estaconceptualización se ubicó como el objeto de interés dominante de la comunidad deinteligencia de Estados Unidos (Hernández,2012). Para los organismos de seguridad y para buena parte de la opiniónpública, la nueva figura es casi un personaje de Hollywood, como si se tratara deuna especie de “alien”, encarnado ahora bajo la piel de cordero de un visitanteamable, que en realidad oculta la figura de un sujeto escurridizo y simulador. Losatentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y, en menor medida pero conigual significado, la participación de migrantes de origen checheno en lasexplosiones del 15 de abril de 2013, en Massachusetts, confirmaron que los riesgospara la seguridad nacional no están ni en Moscú ni en Beijing. El tiempo devoró alos elegantes personajes de John Le Carré, envueltos en el glamourde la vida europea. El peligro se encuentra ahora de las fronteras hacia dentro,vestido de zapatero marroquí o de vendedor de salchichas en la Quinta Avenida deNueva York.
La prensa del 16 de abril de 2013 dio a conocer el contenido de la Iniciativa S. 744,obra de un acuerdo bipartidista del Gang of Eight (Grupo de losOcho). Dicha propuesta llegó al Senado estadounidense un día después con el rótulode Border Security, Economic Opportunity and Immigration Modernization Act. Estedocumento, de 867 cuartillas, surgido del trabajo conjunto de ocho legisladores,cuatro demócratas (Michael Bennet, de Colorado; Dick Durbin, de Illinois; ChuckSchumer, de Nueva York, y Robert Menendez, de Nueva Jersey) y cuatro republicanos (John McCain, de Arizona; Lindsey Graham, de Carolina del Sur; Mike Lee, de Utah, yJeff Flake, de Arizona), está estructurado sobre tres grandes ejes temáticos yprocura abordar aquellos aspectos que han constituido la eterna manzana de ladiscordia entre los gobiernos mexicanos y las autoridades migratoriasestadounidenses.
Uno de los pilares de la propuesta es reformar el régimen de asignación de visas demodo que se privilegie la reunificación familiar; para esta tarea se solicita lacolaboración de quienes contratan mano de obra extranjera. Cabe señalar que seampliará el sistema de verificación electrónica (e-verify) en lasempresas y se simplificarán los procedimientos administrativos. El segundo aspectopor resolver es en extremo delicado por las objeciones de las corrientes políticasmás conservadoras y ciertas asociaciones civiles “herederas de los fundadores de lagran nación americana”. Se trata de diseñar un instrumento jurídico y un mecanismoadministrativo que, sin mencionar el concepto de amnistía,posibilite la legalización de millones de mexicanos que radican en Estados Unidos demanera indocumentada. Con este fin se propuso crear el Registered ProvisionalImmigrant Status (RPI Status), primer requisito para obtener la calidad de residentey antesala para tramitar la ciudadanía. Las autoridades evaluarán las solicitudes deresidencia permanente con un “sistema de mérito”, mediante el cual asignarán puntospor experiencia laboral, escolaridad, dominio del inglés y lazos familiares.
El cabildeo previo y las negociaciones con los senadores que integran el ala derechadel Partido Republicano propiciaron que durante el debate de aprobación de lainiciativa, votada el 27 de junio de 2013, con 62 congresistas a favor y 32 encontra, se incorporara el tema de la seguridad fronteriza, conocida como la enmiendaCorker-Hoeven. Lo grave es que este añadido, además de modificar el proyectooriginal, es un prerrequisito para iniciar el proceso de aplicaciónde la normativa que establece la Iniciativa S. 744 (Castañeda, 2013).
De acuerdo con lo pactado en el Senado, el Departamento de Seguridad Interna deberácomprometerse a incrementar los recursos destinados a contratar más elementos yequipos de control -radares, detectores de personas que cruzan la línea,helicópteros y aviones de reconocimiento- y a poner en marcha los trabajos deampliación de la barda cuya construcción inició el presidente Bush en 2001. Seestima que Estados Unidos invertirá en los próximos años más de 46 mil millones dedólares en materia de seguridad fronteriza. El presupuesto destinado a la ampliaciónde la valla es otro rubro de seguridad que requerirá fondos adicionales; losdefensores de la enmienda sostienen que estos recursos se obtendrán de los pagos portrámites de regularización de casi 12 millones de indocumentados. El tramo de lafrontera que está cubierto por la barda supera los 560 kilómetros y se esperallegar, en los próximos dos años, a 1 200 kilómetros, que fue lo estipulado en elproyecto original. Cabe recordar que la línea limítrofe que comparten ambos paíseses de 3 326 kilómetros.
La reforma migratoria en el marco de la nueva geopolítica internacional
Durante la última década del siglo XX, los gobiernos estadounidenses dispusieron a suantojo de la formulación y el manejo de los dispositivos de seguridad en lafrontera. Las medidas unilaterales se acentuaron después de los atentados del 11 deseptiembre de 2001, y apareció por primera vez -al menos de forma explícita- elenfoque que definía la “migración” como una cuestión de seguridadnacional. Esta lectura xenofóbica sentó las bases ideológicas paradiseñar una nueva política pública en materia de ingreso de ciudadanos extranjeros:cada trabajador visitante era un riesgo potencial para el orden interno. Ladesaparición del “enemigo comunista” trasladó el problema de la seguridad al hábitatpropio; el riesgo mutó del agente doble al servicio de otro Estado al visitante deapariencia humilde que llega a buscar trabajo (Benítez Manaut, 2006).
Las cada vez más restrictivas medidas y la desaceleración económica provocaron quelos flujos de trabajadores indocumentados se redujeran en el periodo 2008-2012. Noobstante, si se comparan los cruces de mexicanos con o sin visa con el incremento deasiáticos y centroamericanos en territorio estadounidense en esos años, puededecirse que se mantuvieron relativamente estables. En valores absolutos, se estimaen 12 millones el número de connacionales que radican en Estados Unidos, de loscuales casi siete millones carecen de visas que amparen su residencia (Fundación BBVA Bancomer, 2013: 7). En lasúltimas dos décadas se añadió un dato sustancial: la composición por edad, sexo,escolaridad, experiencia laboral y nivel de calificación profesional abrió eluniverso de migrantes de manera significativa y lo volvió más heterogéneo. No nosdetendremos ahora en el análisis de todas estas variables, pero cabe señalar que losindicadores clásicos del trabajador mexicano de origen rural -varón, joven y casianalfabeto- se redujeron notablemente. Ahora existe un amplio segmento de poblaciónque decide cruzar la frontera, con destacada participación de la mujer, de entre 15y 49 años, que cuenta con niveles medios de educación formal (secundarias técnicas,preparatoria, egresados del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica-Conalep- y de planteles como el Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial-Cecati-, el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios -CBTIS- yel Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario -CBTA-), aunque se haincrementado el número de migrantes con licenciaturas y posgrados (Trigueros Legarreta, 2012).
Sobre el punto anterior se han tejido varias hipótesis, en algunas sesobrestima el factor calificación y a partir de ello se procuraexplicar el estancamiento relativo de mexicanos que migran a Estados Unidos. Deacuerdo con esta línea de razonamiento, se trata de un desfase entre la calidad dela oferta de la fuerza laboral y las exigencias de la demanda. En otras palabras,los migrantes mexicanos no reúnen los requisitos educativos que exigen los sectoresmás dinámicos de la economía estadounidense y quedan relegados a la industria de laconstrucción, preparación y venta de alimentos, cosecha y empaque de productos delcampo, tareas simples de mantenimiento y reparación de maquinaria y equipos ytrabajos de carácter doméstico (Fundación BBVABancomer, 2013: 27-28). Hay una categoría ocupacional integrada porquienes se dedican al cuidado de niños y personas de la tercera edad, o que atiendena sujetos afectados por discapacidades físicas o intelectuales o con padecimientoscrónicos. El desempeño de este tipo de labores, definidas como “empleos deproximidad”, exige niveles de educación media superior -en algunos casos se trata deenfermeras especializadas o personal paramédico- y suelen tener elevados niveles deremuneración.
El “vector calificación”, como argumento para explicar el estancamiento relativo dela migración mexicana en los últimos cuatro años, parece insuficiente y restringidoa un núcleo hasta cierto punto reducido de especialidades de las llamadas “cienciasduras” (físico-matemáticas, ingenierías, diseño de sistemas, química y biología)asociadas a la economía del “conocimiento”, como lo explican Aragonés y Salgado (2012).1 Por lo tanto, sólo en parte resulta válido como factorcausal para explicar el desaliento de miles de potenciales migrantes. En cambio, elseguimiento de las condiciones prevalecientes en la economía estadounidense muestraque las variables de mayor peso como “factores de atracción o rechazo” han sido losciclos de crecimiento o recesión del producto bruto de dicho país (Fujii, 2013). Otro elemento por considerar es elincremento de los riesgos al cruzar la frontera. Si la recompensa resulta menosatractiva que los posibles daños que supone el cruce de la línea fronteriza, eldesánimo resulta más fuerte que las expectativas de obtener mejores ingresos. Estecálculo costo-beneficio es determinante del incremento o de la disminución de lasintenciones de migrar en las personas (Delgado Wise,Márquez C. y Puentes, 2013).
El propósito de este trabajo no es ahondar en cada uno de los tópicos que semencionan, por lo que se cita la bibliografía básica para que el lectorinteresado indague el tema por su cuenta.
Otros enfoques enfatizan el crecimiento y la estabilidad de la economía mexicana comofactores de “anclaje” para los potenciales migrantes. A despecho de las señalespreocupantes que exponen un serio estancamiento en la distribución del ingreso y unamuy modesta generación de nuevos empleos, esta lectura exalta las bondades de laspolíticas neoliberales de las últimas cuatro administraciones (Salinas, Zedillo, Foxy Calderón). Así, se afirma que México ha supera do la etapa más crítica delestancamiento y se encamina hacia un ciclo de crecimiento sostenido con tasasanuales de tres y cuatro por ciento (Papademetriou,Meissner y Sohen, 2013).
Ahora bien, ¿hacia dónde apunta una de las propuestas más audaces de los últimos añospara normalizar la situación de los mexicanos radicados en Esta- dos Unidos y queprocura, al mismo tiempo, normar el ingreso de los migrantes temporales? Veamosprimero algunas cifras para dimensionar el universo poblacional al que está dirigidala Iniciativa S. 744 antes de hacer explícita la hipótesis de este ensayo.
La mayor parte de las fuentes y archivos disponibles presentan cantidades estimadas,los cálculos más confiables hablan de casi siete millones de mexicanosindocumentados que residen en Estados Unidos y que podrían beneficiarse de lareforma que impulsa el gobierno de Obama (FundaciónBBVA Bancomer, 2013: 7-9). Uno de los capítulos de la Iniciativa S. 744abre opciones para los denominados dreamers (jóvenessoñadores).2 Se trata demigrantes no documentados que ingresaron a Estados Unidos cuando tenían 15 años omenos y que en la actualidad han concluido una carrera universitaria o de niveltécnico, cuentan con el bachillerato terminado y han prestado servicio durante dosaños en las fuerzas armadas. Cerca de 850 mil migrantes pueden optar por estaalternativa de regularización. Otro apartado del proyecto está destinado a legalizara los trabajadores agrícolas que no cuentan con visa y que se han ocupado de manerapermanente en labores del campo en los dos años previos a la aprobación de la nuevanormativa. La blue card se asignará con la condición de quecontinúen realizando tareas rurales durante un periodo de cinco a ocho años; en estacategoría quedan comprendidos más de 180 mil trabajadores mexicanos.
Igual comentario que el formulado respecto al tema educativo. No se pretendeanalizar en de talle este asunto ya que no es el propósito central delensayo.
La propuesta bipartidista: factores coyunturales y componentesestratégicos
Varios factores se entrecruzan en la formulación de un instrumento jurídico complejoy con una enorme carga política como la propuesta que aprobó el Senado de EstadosUnidos el 27 de junio de 2013. Un componente es de carácter eminentemente electoral;ninguno de los dos grandes partidos que definen la vida institucional estadounidensequiere perder los beneficios del voto de las comunidades latinas, por tradiciónorientadas a favor de los candidatos demócratas y cada vez más determinantes en losescrutinios de algunos estados de la Unión Americana (Calderón, 2004). En buena medida, la constitución del Grupo de los Ocho,que tuvo a su cargo la tarea de redactar la iniciativa y limar asperezas, es un datode indiscutible realismo político; nadie quiere perder las simpatías de un segmentodel electorado que puede ser decisivo para inclinar los resultados en una elecciónreñida.
En este aspecto, lo sustantivo de la propuesta no difiere de proyectos anteriores,tal vez el único matiz sea la mayor disposición del Partido Republicano paranegociar, incluyendo la opción de otorgar la ciudadanía a los extranjeros residentesque normalicen su situación legal. Pueden puntualizar se algunos principios rectoresde la actual propuesta que guardan similitud con el proyecto que formuló el gobiernodel presidente Bush a principios de 2004: a) deben crearse losmecanismos jurídicos y administrativos que faciliten la legalización de losmigrantes no documentados que radican en territorio estadounidense, sin que ellosignifique aplicar un principio de ley de “amnistía” ni recompensarinequitativamente a los residentes ilegales; b) Estados Unidostiene el deber irrenunciable de proteger sus fronteras e impedir que ingresenagentes que puedan dañar el patrimonio público o pongan en riesgo los bienes y lavida de sus ciudadanos; c) las nuevas leyes migratorias deben serfuncionales a los requerimientos de los mercados de trabajo y a la demanda de fuerzalaboral que manifieste el aparato productivo; d) es necesariogenerar un sistema de incentivos para aquellos trabajadores temporales que, una vezque hayan cumplido con los plazos establecidos en sus contratos, quieran regresar asu país de origen (Zebadúa, 2004).
Pero hay otros elementos de naturaleza más delicada y de efectos más trascendentespara el futuro de Estados Unidos como potencia mundial. El final del siglo XX y elinicio del XXI coincidieron con una sucesión de cambios geopolíticos que redoblaronsu responsabilidad en cuanto garante y “policía” del orden internacional. Yamencionamos los pros y contras del derrumbe del bloque soviético: desapareció elgran adversario ideológico, pero el planeta se pobló de cientos de potencialesenemigos con estrategias de confrontación menos convencionales y remisos a debatirsus demandas en los ámbitos destinados a resolver controversias entre Estados.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 son el referente paradigmático de lasnuevas condiciones de la seguridad mundial. La emergencia de organizacionesclandestinas agrupadas a partir de identidades nacionales, étnicas, regionales oreligiosas traslada el conflicto a un plano de manejo más difícil para lospostulados de la diplomacia convencional. Así lo entendió el gobierno de Bushcuando, casi al momento del derrumbe de las Torres Gemelas, y pasando por encima delConsejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ordenó laocupación de Afganistán y fabricó un relato a modo para justificar la invasión deIrak.
Toda su estrategia de seguridad fue reordenada en torno a un puñado de principiosbásicos; sin pretender agotarlos, es posible identificar algunos postuladosesenciales: a) protección militar de los bienes de las compañíasestadounidenses; b) control de las zonas de producción deenergéticos (gas y petróleo) o lugares estratégicos para el tránsito de esosproductos; c) vigilancia especial en regiones o países que sonreservas importantes de minerales estratégicos de escasa disponibilidad: uranio ylitio; d) control de países con capacidad potencial para generararmas nucleares o producir y comercializar tecnologías sofisticadas;e) seguimiento de organizaciones político-sociales animadas porsentimientos antioccidentales y con capacidad para desarrollar acciones militaresque puedan representar un peligro para la seguridad de Estados Unidos, de susempresas o de sus bases militares en distintos puntos del planeta;f) control y seguimiento de organizaciones políticas surgidas apartir de bases religiosas islámicas y del comportamiento de los países con mayoríade población musulmana (Hernández, 2012:25-29). Éstas son algunas de las razones que explican el interés del gobiernode Obama por formular una estrategia de largo aliento con México y quitarle presióna la frontera sur.
La cuestión migratoria con México parece menor en el listado de asuntos mencionados,pero, si es así, cabe preguntar entonces: ¿en qué capítulo de la agenda definida porla comunidad de inteligencia de Estados Unidos encaja el tema migratorio con México?
Los asuntos relacionados con la frontera con México transitan por otros carriles, enconcreto sobre cuatro aspectos acerca de los cuales el gobierno de Obama quiere daruna respuesta duradera, que ahorre fricciones coyunturales y asegure el diseño deuna agenda estable. Los temas centrales son: a) legalizar lasituación de la comunidad mexicana que radica en suelo estadounidense y que nocuenta con documentación en regla; b) asegurar un sistema deingresos y salidas para los trabajadores temporales que evite cruces ilegales porzonas de riesgos; c) normar los ingresos de forma tal que respondannaturalmente a los ciclos agrícolas y a las fases de recesión o crecimiento de laeconomía estadounidense; d) reforzar el sistema de vigilancia de lafrontera para controlar el tráfico ilegal de personas, la venta de drogas y armas yel ingreso de migrantes provenientes de países o regiones sobre los que pesanrestricciones por temas de seguridad, en particular ciudadanos árabes oasiáticos.
Pese a la nueva ofensiva conservadora registrada en el Congreso de Estados Unidosdurante enero y febrero de 2014, y que parece haber entrampado la iniciativa en lalógica de los intereses electorales, no puede dejar de señalarse que la gran apuestade la gestión del presidente Obama pasa, en buena medida, por la sanción de unareforma migratoria de amplio alcance. En este sentido, es oportuno subrayar losprincipales objetivos del proyecto bipartidista: establecer un canal jurídico yadministrativo que permita legalizar a los residentes, hacer más sistemático elproceso de asignación de visas temporales, abrir la posibilidad de obtener laciudadanía para los extranjeros con muchos años de estancia ilegal, atender losproblemas inmediatos de quienes cruzan la línea limítrofe en busca de un ingresodigno y, al mismo tiempo, alcanzar un objetivo de largo plazo: desactivarpotenciales conflictos de seguridad en la extensa frontera con México. El gobiernode Estados Unidos tiene demasiados focos de atención en otras regiones del mundocomo para sostener una situación de inestabilidad en su flanco sur que le demanderecursos extraordinarios y le añada contrariedades políticas innecesarias. Despuésde todo, pese a las diferencias que puedan emerger en el día a día de la relaciónbilateral, México será siempre un amigo confiable.
Resumen
Migrantes mexicanos: un aporte sustantivo al mercado laboralestadounidense
Iniciativa S. 744: el tema migratorio en un nuevo contexto internacional
La reforma migratoria en el marco de la nueva geopolítica internacional
La propuesta bipartidista: factores coyunturales y componentesestratégicos